Violeta

Me encantan los retratos. Me gustan porque son una forma de relación en la que se enfrentan lo que ve de ti quien te está dibujando, con la idea que tu tienes de ti misma. Me gustan porque son un acto de intersubjetividad, en el que la persona dibujada enseña lo que quiere y el que dibuja recoge lo que puede, y al revés. El resultado, siempre asombroso, es como mirarse, pero a través de la mirada de otro. Y en ese reconocerse y no reconocerse, descubrimos que no nos pertenecemos tanto como creemos, que no nos conocemos tanto y que, en realidad, existir es ir regalando pedacitos de una misma -palabras, sonrisas, actos, gestos, miradas, poses- que pasan a formar parte de la vida de los demás y que, a partir de ese momento, tienen vida propia.

  • 1 de febrero de 2017