Luna y Diana
Diferente perspectiva, tantos años viviendo en esa zona…qué gusto verlo desde otro balcón.
Así, como quien no quiere la cosa, empezó a dibujarnos. Me sentía como un gato que ya ha comido y no tiene que hacer nada; con mi hija en mis piernas, sintiéndola, sin prisas. Un buen rato de calma inspirado por como iba derivando la conversación. Mirar el camino andado, que tanto ayuda a tomar perspectiva de esta vida .
Gracias Iván