Jordi
“La diferencia entre un niño y un hombre es el precio de sus juguetes”.
Siempre he creído que la ilusión, inocencia y la energía de nuestro yo-niño puede -y debe- sobrevivir el paso de los años. No cambiamos tanto, o al menos no deberíamos… En el fondo seguimos siendo los mismos, son los años los que nos cubren con ropas y mochilas pesadas. Yo no tengo intención alguna de desprenderme de esa ilusión. Tengo un trato conmigo mismo para defenderla y mantenerla intacta año tras año. Y ya van 40. Pensé que sería fascinante comprobar cómo se me veía desde fuera. Si unos ojos ajenos, reconocerían, al menos, un pequeño atisbo de mi yo-niño. Si las manos de un artista, con un papel y lápiz como únicas herramientas, reflejarían y plasmarían esa ilusión que intento mantener viva.