Guillaume Jamard

Tras el desmoronamiento del  viejo mundo la confusión y el caos reinaban entre  escombros, los  estertores de una tierra decadente devorada por la perfidia y la codicia anunciaban lo inevitable. La  gran huida hacia ninguna parte colapsó tierra mar y cielo, un dramático éxodo de irreversibles consecuencias  devastó cual furioso torbellino todo cuanto encontró a su paso. El lánguido ocaso de un tiempo sin glorias ni juicio llegaba a su fín y tras él la oscuridad proyectaba su sombra apagando los últimos hálitos de una esperanza perdida…

  • 2015