Elvira Ramos

El primer año que vine a Madrid a estudiar, tenía 18 años casi recién cumplidos, un dibujante de la Plaza Mayor me regaló un retrato. Lo vi, ya terminado, al llegar a casa. Me fascinaron de aquel dibujo  la sonrisa que captó Ahmed, que aún recuerdo su nombre,  y la mirada de expectación que tenía, ante una ciudad inmensa, la universidad, los nuevos amigos, la vida entera que me esperaba. Era emocionante y algo pavoroso a la vez.
Hoy tengo 35 años e Iván me regala esta oportunidad de «empezar» de nuevo en MadriZ.
Regresé tras unos años de búsqueda en otros lugares y otras gentes.
He vuelto a la Universidad «para ser doctora sin bata blanca y de las que no pinchan», como bien dice el amor de vida.
He perdido equipaje y peso a partes iguales.
He aprendido que lo único que salva de nosotros mismos es el amor y el perdón.
He comprobado que tenía que volver a Madrid porque aquí empecé a Ser pero Ahora es donde tengo y quiero Estar.
Gracias Iván, por recuperar en tu dibujo, al menos aquella sonrisa…

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  • 2015