Lucía Ruiz

Últimamente ando dándole vueltas a esta cosa curiosa que sucede cuando uno termina de dar todos los pasos que se supone que llevan a una vida plena, y sin embargo luego te encuentras más perdido que cuando empezaste.

Como en la intro de trainspotting ya lo explican mejor que yo, y no puedo decir que sea una persona especialmente imaginativa, ahí va mi aportación a Iván y a su diario de retratos:

 

«Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige buena salud, colesterol bajo y seguro dental. Elige hipoteca a interés fijo. Elige un piso piloto. Elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos. Elige bricolaje y preguntarte quién coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el sofá a ver tele-concursos que emboban la mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de puta comida basura. Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima en un asilo miserable, siendo una carga para los niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte. Elige tu futuro. Elige la vida… ¿pero por qué iba yo a querer hacer algo así?”

 

 

Trainspotting – 1996

 

  • 2016