Lucía López

Todos los días cruzo Jacinto Benavente. Todos los días veo ese edificio, pero hacía muchos años que no entraba. La última vez, había sido para apuntarme a clases de gaita en el Centro Gallego. No había ni clases ni gaitas, así que acabé tomándome un grasiento menú del día servido por personas cuyo vínculo más cercano con los gallegos es que en sus países de origen los del Lepe, son gallegos. Pero qué ventanales, qué vistas!!!

Esta vez era diferente, me habían citado para hacerme un retrato. Mi primer retrato chispas. Recorrí los laberínticos pasillos de ese micro cosmos en el que entras con las manos vacías, y puedes salir con el estómago lleno después de una agotadora clase de baile o de pilates, absolutamente necesaria para quitarte el estrés de haber revisado con tu arquitecta los planos de tu casa en obras. Un universo vertical, en el que Iván te espera en la 5ª planta en el pasillo i, puerta nº 5. «Si te pierdes llámame y salgo en tu búsqueda»., y cuando te quieres dar cuenta, estás volviendo a recorrer de vuelta esos pasillos, con un sonrisa amplia después de 20 minutos de conversación con vistas y un retrato. Mil gracias Ivan por la experiencia. Repetiría cada semana !

  • 2016