José Rayos

A mano

Hay personas que desde pequeñas usan mucho sus manos. Entrenan y adiestran sus dedos para hacer, contar, tocar cosas. Quizá porque les gustaba sin más, alguien ha hecho que les guste o porque no tenían otra cosa que hacer. En cambio, otras requieren de más esfuerzo y por lo que sea se rinden, pero ahí está el tema: hacer cosas con las manos. Uno se excusa diciendo no sé qué de que no vale, pero es interesante pensar que todo, todo, está hecho con las manos y así picarse con uno mismo para aprender a usarlas, contribuir con alguna cosa hecha con las manos. Eso haces tú con tu dibujo, querido Iván, y me gusta lo que haces. Tengo muchas ganas de ver cómo me ves con tu mano.

 

Y hablando de manos, algunos las usamos y las representamos mucho. Como arquitecto que soy, he soñado mucho con contribuir a hacer espacios, edificios, calles, incluso ciudades para personas. Después de despertarme muchas veces, hago sólo a esas personas, hago esculturas de personas que viven algo. Suelto el lápiz, el ratón y utilizo mis manos. Ese vacío que ordeno con mis dibujos, primero en el plano y después en otras dimensiones, lo utilizo ahora para rodearlo directamente con alambre curvado en el aire y envolviendo la forma de un ser humano. Cuerpos transparentes y vacíos que modelo a mano con una línea o malla metálicas.

 

Y siempre manos, manos, manos ¿Que por qué casi siempre manos? Tenemos manos representadas desde las pinturas rupestres, nada menos. También los estudios de Leonardo, Rembrandt, Durero, Rodin, Chillida. No lo sé. Las manos dicen, las manos hablan, dibujan, escriben y tocan. Tocan música o tocan una cara, otra mano, una espalda. Con ellas también se montan muebles, piezas, se pulsan teclados y se golpea. Todas arañan, hacen y deshacen, aman, salvan vidas, matan, agarran, sueltan, toman, dejan, lanzan y disparan. Quizá sea por eso; quiero hacer lo que ellas hacen, quiero hacer lo que se hace con ellas y decir lo que ellas dicen.

 

En fin, el loco de las manos empezó hace muchos años y ahora la vida que me gano es por ellas; las hago grandes, pequeñas, solas o en grupos, tensas, suaves. Señalan, apuntan, tapan la cara o reciben lo que otra entrega. Las hago con una sola línea, un solo trazo que va dando vueltas por el aire. En realidad son como dibujos, modelo dibujos, eso es. Estas manos hacen sombras y las calco en un papel, una sombra sin silueta que hace un dibujo. Bueno, también emiten luz, en tubo de neón o metacrilato.Y las vendo, vendo mis manos.

 

Como decía antes, quiero ver cómo me ves, cómo me miras y como lo cuentan tus manos. Ellas requieren ejercicio para aprender a hacer lo que la imaginación produce, ahí estamos, y cuando te lo propuse te invité a que hagas uno más. Un dibujo, un ejercicio.

Enhorabuena, amigo.

José Luis Rayos

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  • 2014