José Aragonés

Hablar de uno mismo suele degenerar en interpretar tu propio papel, lo que
resulta cómico para los que te conocen y aburridísimo para los que no.
Woody Allen sabe de lo que hablo. Así que mantener el interés, como se
suele decir de las relaciones basadas en apariencias y espectativas
demasiado altas, «es complicado». Me parece que esto empieza a ser un poco
Mariló Montero, mejor me explico antes de que alma de un riñon ocupe el
centro del discurso.

Este retrato nace de un regalo sorpresa por mi cumpleaños, el típico
«preséntate en lugar D a la hora H» de toda la vida. Puesto que la
invitación venía de un amigo bastante crápula al que, para garantizar su
anonimato, llamaremos Álvaro Javier Sánchez-Carvajales Gómez-Trelles, y que
el regalo que le hicimos a él fue un salto en paracaídas que cobardemente
aún no ha realizado, me vi obligado por mi instinto de supervicencia a
investigar en profundidad: puse la dirección en Google. Tras la decepción
inicial de que no parecía tratarse de prostitutas, descubrí que en el
edificio se encontraba una empresa dedicada a crear biografías de gente
corriente sobre la que había leído en la prensa hacía poco. 2+2. Todo
cuadra. Así que ante la perspectiva de destruir bosque noruego imprimiendo
la vida de un tipo al que como no le gustaba estudiar se pasó de económicas
a publicidad, como no le gustaba trabajar se paso de arte a copy y como no
le gustaba comer todos los días ni pagar facturas se pasó de asalariado a
freelance, me preparé una biografía que deja a Big Fish en una película
Dogma. Me perdonaréis que no os la cuente, pero mi padre, un hombre al que
apenas conocí y que vivió toda su vida tras una máscara, nunca me lo
perdonaría. Los soldadores que trabajan en plataformas petrolíferas son
así, gente compleja.

El resto, como los cambios del cliente, se explica solo pero tendré que
escribirlo yo. Acabé conociendo a Iván, pasamos un buen rato (o al menos yo
lo pasé y él fue educado) y compartimos nuestra aversión por los dibujos
indies de ciervos, lobos y chicas anoréxicas con ojos demasiado abiertos
mientras era retratado de forma más favorecedera de lo que ningún objetivo
fotográfico haya conseguido hasta ahora, lo que refuerza mi creencia
preferida: el problema está en ellos y no en mí. Donde estén estas
revelaciones que se quiten cielos abiertos de los que bajan palomas. Lo
reconozco, mi *guilty pleasure* es sentirme Mourinho: todo es una mierda,
solo se hace basura, nadie tiene criterio y lo mejor es que nada de esto es
por mi culpa. Por desgracia esta actitud no es constructiva a largo plazo y
si quieres hacer algo te lo tienes que currar, rodearte de gente a la que
seas capaz de respetar y dedicaros a hacer lo que sabéis de la forma que os
gusta. En definitiva, no puedes evitar que haya idiotas que van por ahí con
sus camisetas con dibujos de ciervos vendiendo humo postpostmoderno 2.0,
pero si te va bien haciendo lo tuyo puedes pasar de ellos y si no… pues
oye, tampoco me los encontraré cuando curre en el MediaMarkt.

En eso estamos.

Si alguien le apetece ver mi curro en publicidad, mi CV y eso está en
www.vendidoalcapital.blogspot.com

  • 2012