Irene López
Media hora antes de que Iván nos dibujara, le pido al padre de la criatura que escriba un texto para acompañar la ilustración.
Mientras nos retrata, llega un mail con titulo: ombliguismo puro.
Somos Irene y Ari.
Somos la herida de Pablo.
Le hemos hecho débil, vulnerable. Hemos abierto la puerta a la posibilidad de que sufra cuando no había nada que pudiera vencerle.
Le hemos atado a esta tierra. Hemos cargado sobre su espalda todo el peso del mundo y ahora es culpable de todos los pecados de los hombres.
Pero también somos responsables de que se ría mucho más. De que se emocione hasta las lágrimas. De que ponga voces ridículas, use diminutivos y a veces, incluso, baile.
Culpables de que camine, alto y orgulloso, sintiéndose el tío más afortunado del mundo por tener a su lado a la mejor compañera posible. Por poder compartir con ella algo así, aunque se vea ridículo empujando un carrito.
Somos Irene y Ari.
Somos la felicidad de Pablo.