Chiara Pezzani

Soy un efecto colateral del Erasmus. Madrid me adoptó hace 15 años y desde entonces tenemos una discreta relación. Como toda relación es ambivalente: de día la odio, de noche la adoro.

Curiosa por naturaleza, amante de la gastronomía y apasionada cocinera con tendencia a la experimentación, ávida lectora de prosa y poesía e intento de madre de tres incansables churumbeles. Escribo. Menos de lo que me gustaría y más de lo que debiera. Me encantan las voces masculinas estilo crooner, el cine de los 40, la época romántica, las travesías en barco.

Compenso mi progresiva miopía con un olfato prodigioso. Añoro el olor a hierba recién cortada, las tormentas de verano, perderme en la humedad de los bosques alpinos, correr en la nieve bajo el brillo de la luna.

Me emocionan los pequeños gestos de amor, la inocencia, el olor a pan recién hecho, una flor que asoma entre el cemento, dos manos que se rozan.

Un color: el verde. Un animal: el lobo. Un sonido: la brisa. Colecciono atardeceres en cajas de todo tipo y tamaño. Me fascina el silencio, me encanta pasear sola, bucear en la vida cultural madrileña, sonreír a la vida. Amo los retos y los desafíos ontológicos y a veces pienso qué me gustaría ser de mayor… Mi lema: Audentes fortuna iuvat.

  • 2015