Soy Carmen, arquitecta, doctoranda, trato de dedicarme a mi profesión aquí en Madrid donde vivo de nuevo y por ahora. Aunque ya lo intuía, después de pasar un edificante año fuera, en el que aprendí civismo extremo, descubrí (en diversas ocasiones) a qué temperatura límite se puede llegar a poner una sauna y cuál es la indumentaria adecuada a tal efecto (o ausencia), encontré un idioma que no está hecho necesariamente para comunicarse, y aprendí a “hornear” repostería, he vuelto y, aunque suene exagerado e incluso molesto, amo esta ciudad, en la que me encanta(ría) quedarme, porque además de tener una luz preciosa, cañas bien tiradas, las terrazas, El Retiro y todo eso, está la gente, como por ejemplo Iván que te puede dibujar, cada vez mejor, cada cierto tiempo.