Bea

Extractos del Juramento Hipocrático (revisión Sydney 1968)

 

‘ Prometo solemnemente consagrar mi vida al servicio de la humanidad, ejercer mi profesión dignamente y a conciencia, velar solícitamente y ante todo por la salud de mi paciente’.

‘No permitir que consideraciones de credo político o religioso, nacionalidad, raza, partido político o posición social se interpongan entre mis deberes profesionales y mi paciente’.

‘Solemne y libremente, bajo mi palabra de honor, prometo cumplir lo antedicho’.

 

Extractos del Real Decreto-ley 16/2012, del 20 de abril de 2012, de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud y mejorar la calidad y seguridad de sus prestaciones.

 

‘La asistencia sanitaria en España, con cargo a fondos públicos, a través del Sistema Nacional de Salud, se garantizará a aquellas personas que ostenten la condición de asegurado’

 

Desde la antigüedad, la función del médico ha estado regulada por distintos códigos deontológicos (el conjunto de principios y reglas éticas que han de inspirar y guiar la conducta profesional del médico). Estos principios tienen carácter normativo y todos los profesionales debemos cumplirlos. En caso de no hacerlo, seremos sancionados- bien por las organizaciones médicas o por la sociedad en general mediante el sistema judicial- por traicionar el rol social que se nos ha otorgado.

Sin embargo, los recientes cambios introducidos en el Sistema Nacional de Salud-principalmente el Real Decreto Ley 16/2012 que elimina la asistencia universal- atacan los principios del código deontológico médico. Cómo se evita que consideraciones de posición socioeconómica o nacionalidad se interpongan en mi práctica clínica si a los únicos pacientes que puedo atender es a aquellos que tienen tarjeta? Es lícito denegar la asistencia? Sólo puedo ejercer mi profesión de forma solicita con determinadas personas y no con otras? Y velar por la salud de unos y no de otros? Puedo yo juzgar quien merece asistencia y quien no? Yo no me hice médico para hacer esos juicios de valor, nunca tuve vocación de verdugo.

 

Parecía que esta ley sólo afectaría a unos cuantos ‘sin papeles’ (que bueno, ellos se lo buscan por venir a España de forma irregular) por lo que salvo las quejas de algunos grupos, no creó demasiado revuelo en la ciudadanía. Pero el cambio de modelo de asistencia va más allá de unos casos aislados. Curiosamente, pese a haber trabajado en el sistema sanitario los últimos años y pagado mensualmente el IRPF, la nueva ley me deja sin asistencia sanitaria. Bueno, no exactamente; como actualmente no estoy trabajando y no cobro paro, no reúno las condiciones para estar asegurada, por lo que he pasado a ser una ‘persona sin recursos’. Un montón de becarios mayores de 26 años están en mi misma situación, sin recursos y con derecho a asistencia sanitaria con condicionantes.

 

Tanto la nueva legislación como los cambios que se pretenden llevar a cabo en el Sistema Madrileño de Salud conllevan un cambio de modelo donde la atención sanitaria deja de ser un derecho para transformarse en un bien de consumo. Esto me preocupa no sólo a mi, sino a muchos profesionales sanitarios y ciudadanos que están luchando por mantener una sanidad pública y universal que contribuya a la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Como médico y ciudadana, quiero pedir responsabilidades a los políticos que, de forma continuada en los últimos años, han hecho una gestión ineficiente de los recursos públicos. Donde está el código deontológico de los políticos? Acaso no tienen que rendir cuentas al resto de la sociedad?

Os animo a todos a que toméis parte en la defensa del derecho a la asistencia sanitaria.

Bea

  • 2013